sábado, 11 de agosto de 2012

Surf-trip País Vasco y Francia


Radical. Este viaje ha significado mucho para mí. La vida surfista se vive sin duda de otra manera por el norte, una vida que sin duda es absolutamente sensacional. Once días que no podré olvidar.



Playas abarrotadas de surfistas, buen tiempo, agua fresquita, ambiente de surf... bestial. Lo anormal allí es no llevar tabla, es otra historia, otra filosofía; uno se siente en su salsa ya que la cultura surfista en el mediterráneo es muchísimo menor. Estos once días los hemos pasado viviendo en una furgoneta sin ducha, agua para lavar los platos, baño y solo los tres primeros días tuvimos gas para cocinar. Uno no se da cuenta de las cosas que tiene hasta que siente que las necesita y tuvimos que ingeniárnoslas para poder ``sobrevivir´´ de la forma en que lo hacíamos. ¡Cada tarde ni siquiera sabíamos en qué lugar íbamos a dormir! La parte positiva es que teníamos una vida nómada, y podíamos ir moviéndonos  de un lugar a otro según las condiciones. Sin duda nuestra ``base´´ fue Zarautz, pero recorrimos innumerables spots en busca de las olas.




Zarautz, Côte des Basques, Guethary, Biarritz, Mundaka... buenos sitios para surfear en donde pasamos los mejores momentos... y no tan buenos. En  Francia pasé la peor experiencia surfista de mi vida, oleaje con gran fuerza, tamaño, suelo rocoso, desconocimiento del fondo..., pero dije, tío, ¡al agua! Una vez dentro la verdad es que podía sentir como era totalmente insignificante ante el poder de la naturaleza. Incómodo en el agua y muchísimos revolcones algo agónicos, no coseguí surfear una ola. A la tarde Josete deicidió meterse cuando nisiquiera los surfistas locales lo habían hecho y casi le sale caro. Tabla destrozada contra las rocas y tuvo la suerte de salir vivo de allí. Aún recuerdo y me entran escalofrios cuando Josete con voz temblorosa me gritó desde abajo ``Ernesto, estoy acojonado, no se por donde salir, qué hago.´´ Lejos de sentirse derrotados, nos habíamos superado una vez más, así que pudo calificarse de éxito rotundo.





Salvo aquel día de perros los demás fueron de un surfing fantástico, tanto en Francia como en País Vasco. Perfección en las olas, buen clima, chicas.. Además los parajes eran preciosos, la gente de allí estará acostumbrada, pero para mí era surfear en el paraíso. Montañas verdes a un lado, al otro.., perfección.., belleza... Y sobretodo muchas anécdotas y lecciones aprendidas que me llevo para casa. Agur Euskadi, volveré.



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